COMENTARIO
“Caperucita en Manhattan”
ANTONINO NERI
Caperucita En Manhattan es un cuento moderno, una fábula contemporánea infantil, que la autora utiliza,en mi opinión, para transmitir la soledad de la vida en las grandes ciudades y advertir de los peligros que se esconden en sus calles.
Escrito en tercera persona, por un narrador omnisciente que no es imparcial, sino que se sitúa generalmente en el punto de vista de la niña, transmitiéndonos así sus aversiones y fascinaciones respeto a las personas y situaciones que Sara encuentra a lo largo de la historia.
Sara, la caperucita contemporánea, es una niña inquieta y atrevida, deseosa de vivir, sus ideales son siempre las ansias de libertad y la necesidad de vivir la fantasía.
En el cuento de Martín Gaite, el bosque tenebroso y peligroso se convierte en una de las ciudades más representativas del mundo moderno, Nueva York, pensada por la protagonista como un jamón que en el centro tiene un pastel de espinacas (Central Park).
Es una enorme ciudad en la que los peligros son frecuentes como en el bosque del cuento clásico.
En lugar del lobo hay un hombre, Mr Woolf, solo, triste, muy rico y obsesionado por la búsqueda de la tarta de fresa perfecta, que al final encuentra la receta y recupera su amor nunca olvidado.
Si nos fijamos en los personajes un papel fundamental está representado por los femeninos, los modelos de mujer representados por la madre (Vivian) y la abuela (Rebeca) de Sara.
La madre corresponde exactamente a la mujer tradicional, cuidadosa de su hogar y de su familia, pero también resulta ser demasiado sofocadora, que no discrimina entre las verdaderas necesidades de los otros y su necesidad de sentirse útil y valorada.
La abuela representa a la mujer libre e independiente, es soñadora y odia la monotonía y la sumisión a las reglas. Sin embargo esa libertad no parece hacerla del todo feliz ya que en algún momento manifiesta la necesidad de amar a alguien (o de ser amada).
Sara, ubicada entre dos modelos tan opuestos, desprecia el modelo representado por su madre y desea ser como su abuela.
Entonces podría nacer una pregunta: ¿Es la abuela un mejor modelo de madre que su hija Vivian?
Creo que no es así porqué Rebeca, en su deseo de libertad, parece no haber cubierto las necesidades afectivas de su propia hija que, una vez adulta, adopta exageradamente su papel de madre, no sólo para su hija sino para su marido y para su propia madre.
En mi opinión la claridad y sencillez del lenguaje, la estructura y los rasgos de los personajes permiten que este libro sea leído y trabajado en cualquier nivel de la ESO.
Este libro lo he leído bastante rápido, los personajes son originales y por tanto interesantes. Tiene un vocabulario sencillo. Si tuviera que reprochar algo de este libro, es el final, ya que deja demasiadas puertas abiertas.
Quiero subrayar una frase del libro que me ha gustado mucho: “ Para mí vivir es no tener prisa, contemplar las cosas, prestar oído a la cuitas ajenas, sentir curiosidad y compasión, no decir mentiras…” (pg 114) es lo que dice Miss Lunatic al comisario O’ Connor.
Si nos paramos reflejando un momento, representa en fin todo lo contrario de lo que nosotros hacemos para vivir.
Es una novela que abarca muchas cuestiones comunes a los seres humanos: el tema de libertad, la ansiedad de vivir, la adolescencia.
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