Comentario sobre la obra "Escenarios fantásticos"

Comentario de Escenarios fantásticos, de Joan Manuel Gisbert.

Joan Manuel Gisbert es uno de los principales autores españoles de literatura de interés juvenil, y sus libros están cargados de elementos fantásticos. De hecho, ya el título del libro Escenarios fantásticos me dio que pensar que encontraría en él un mundo de ensueño y esa sensación tan propia de la infancia que uno tiene cuando lee un relato que realmente le ha marcado y que le ha hecho ver un mundo diferente al real. Además, la edición que escogí para la lectura de la obra tiene ilustraciones de Miguel Calatayud. Este ilustrador ganó el Premio Lazarillo de 1974 y fue Lista de Honor del Andersen 1975-76.

Siendo sincera, al comenzar la lectura quedé un poco decepcionada, pues la trama, aunque original, no me produjo curiosidad ni auténticas ganas de seguir leyendo, sino que me resultó un poco indiferente. En cambio, antes de llegar a la segunda mitad de la obra, cuando la historia se enreda más y, sobre todo, se empieza a conocer más el carácter de los personajes principales que aparecerán a lo largo de casi todo el libro, me interesé verdaderamente por leer con atención la serie de aventuras que se narran.

Escenarios fantásticos, como su nombre indica, es una recopilación de aventuras ambientadas en diferentes lugares caracterizados por su gran singularidad: mares y desiertos, juegos escenográficos, atracciones increíbles e, incluso, una máquina para inventar historias. Además, los personajes son muy extravagantes y llamativos. Uno de ellos es Nathaniel Maris, el cual cuenta muchas de las historias a modo de testimonio. Nathaniel Maris es, según sus propias palabras, "un periodista especializado en temas relacionados con lo imaginario y lo fantástico". Como cabe esperar de una persona que tiene esta peculiar profesión, Nathaniel es un ser muy imaginativo y disfruta con cualquier invento u objeto original.

Otro personaje de gran relevancia es el mago Demetrius Iatopec, que posee el poder de capturar espejismos, y ya desde el primer capítulo del libro lo pone en práctica (captura una fábrica que ha reaparecido, después de su demolición y por arte de birlibirloque, en una ciudad). Lo que desea este mago, en un principio, es inaugurar un Gran Teatro Mundial de los Espejismos y, después, cuando esta pretensión se ve truncada, el Parque de Atracciones del Arco Iris. El último capítulo de la obra es el más emocionante y, también, el más extenso. En él reaparece Demetrius Iatopec con el nombre de Apolonius Dragotev. Apolonius ha construido el Parque de Atracciones del Arco Iris, el cual está formado por atracciones nunca vistas ni imaginadas. No obstante, cuando el Parque de Atracciones está a punto de inaugurarse, el peor enemigo de Apolonius, Buenaventura Mestres, tiende una trampa a éste y a sus compañeros. Mestres tiene como objetivo acabar con cualquier empresa que quiera llevar a cabo Apolonius, además de hacerle la vida imposible. Sin embargo, con la ayuda de sus colaboradores y de Maris, Apolonius consigue encontrar al malvado Mestres y detener sus malintencionados planes. Finalmente, tiene lugar la inauguración del Parque de Atracciones, dejando contemplar a sus visitantes un mundo paralelo al real lleno de máquinas y atracciones poco comunes.

La obra no tiene un lenguaje muy rebuscado. De todas formas, pienso que no es del todo sencillo leerla, pues al ser un relato fantástico, creo que a veces hay que estar muy atento para seguir el hilo de la narración. En realidad, un chico de 1º de ESO ya podría leerla, en mi opinión, satisfactoriamente; simplemente, cabe destacar que este tipo de narración fantástica puede que no guste a todos los chicos y, por tanto, la lectura podría resultar un poco dura en 1º. Por esta razón yo trabajaría este libro con alumnos de 2º y de 3º de ESO. Puede haber temas de la realidad cotidiana de los alumnos que podríamos trabajar a partir de la lectura: el deseo de venganza, la frustración ante el fracaso de un proyecto, el lado "fantástico" de la vida...

Existe también la posibilidad de que, al no tratar de manera directa ningún tema relacionado con los ambientes y situaciones en los que se suelen desenvolver, los alumnos se sientan más atraídos por este libro que por otros más "realistas", pues Escenarios fantásticos es de esas obras que pueden hacer a una persona pensar que el mundo no es tan anodino como a primera vista puede parecer, pues siempre nos quedará la dimensión de nuestra imaginación, y en ella nadie puede adentrarse, sólo nosotros.

Hay dos narradores a lo largo de toda la obra: uno de ellos es omnisciente, y es el que cuenta la primera historia en tercera persona; el otro es Nathaniel Maris, quien narra los hechos que ha presenciado en primera persona.

Globalmente, Escenarios fantásticos no es un libro especialmente difícil de entender y, además, se sale de los esquemas de lo corriente. Personalmente, me recuerda en muchos aspectos a la corriente del futurismo, y se podría relacionar con ella en el aula.